jueves, 29 de octubre de 2009

LAS COSAS TERMINAN

Tú fuiste más apoyador que la cresta, en todo sentido. No podías creer que hubiera sido tan poco perceptivo, tan poco jugado, pero yo soy una convencida que las cosas se hacen de a dos, algo faltó. Bueno, si al final tampoco era tan importante.
Sólo quedaba el cierre final del capítulo, ese fue en un restaurante del barrio Lastarria.
Yo había puesto algo de distancia después de nuestro polvo en el Valdivia y él estaba evadiendo. Pero finalmente se atrevió y me preguntó.
Mis dardos primero apuntaron hacia esa especie de presentación en sociedad sin mi autorización, insistió en que había sido una broma, me dio rabia que no asumiera la metida de patas. El apuntaba a que sus amigos querían vernos como pareja, porque me tenían buena a mí y mucho cariño a él, le expliqué que lo que me importaba era lo que él pensaba o sentía y no sus amigos.
Le expuse de manera muy sutil que me parecía que él estaba algo confundido, ya que habíamos hablado que esto no pasaría de amistad y que yo sentía que él andaba buscando una pareja. Na’ que ver – me dijo- ¿de dónde sacaste eso?. Podría haberle dicho: de la cena de parejas, de las tantas extrañas invitaciones que me formulaba, hasta del email cargado de emociones que me había enviado desde Buenos Aires, que indesmentiblemente era una declaración de amor. Pero me callé, creo que su ego no lo hubiera soportado.
El me aseguraba que estaba clarito que nosotros no éramos pareja, pero yo le dije que tampoco estábamos en vías de serlo. Eso lo desestabilizó tanto que en un minuto me dijo que ya no quería seguir hablando del tema y yo, no quería seguir dando vueltas en lo mismo, así es que lo dejamos un rato.
Pero mientras almorzábamos su cabeza debe haber andado a mil por hora, porque de repente a título de escopeta, me dijo que la verdad era que esto de los amigos con ventaja no le acomodaba, ésa era la confesión que yo esperaba.
Sonreí aliviada y le dije que no había ningún problema, que podíamos seguir siendo tan buenos amigos como antes, incluso mejores ya que nos conocíamos mucho más y que me parecía bien que dejáramos de tirar.
Parece que esa no era la respuesta que él esperaba, porque apenas dije eso, él trató de echar pie atrás. Que no, que él quería seguir tirando conmigo, en fin, pataleó un buen rato, pero su confesión fue mi argumento para detener definitivamente mi relación de sexo con él, sin hacerle daño a la amistad de tantos años.
El tiempo me dio la razón, él andaba loco detrás de una mujer que ocupara el cargo de primera dama, porque no pasó mucho tiempo hasta que me dijo que tenía algo que contarme. Estaba embaladísimo con una mina que había conocido, quería irse a vivir con ella al tiro, traté de aterrizarlo un poco…pero poco, no fuera a pensar que yo estaba celosa. Igual me alegré por él y se lo hice saber.
La última vez que hablamos fue hace poco tiempo para mi cumpleaños. Me contó que ya andaba tirando pa’ la cola con lo de su mina nueva, obvio ¿no?, además me envió este email:
Hola Trini, te mando un gran abrazo en tu cumpleaños, te reconozco por tu grandeza, tu ternura y tu entrega … eres grande …. Un beso y todo mi cariño incondicional.
Esa es la prueba de que todo volvió a la normalidad y que seguimos siendo tan amigos como siempre.
Finalmente TODOS ganamos… yo gané experiencia ¿ya?

2 comentarios:

  1. Jajaja, yo también tiré con un amigo, no resultó para nada, pero después de eso la amistad se fue a la cresta, yo creo que porque a los dos nos daba verguenza. Nunca pudo ser lo mismo que antes.

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  2. Que bueno! ah, que mejor que conservar la amistad con los ami-polvos, como tu dices, aunque se cierre la puerta del sexo, queda un vinculo y un conocimiento "a fondo" del otro, y ahh, recordar puede ser taaan divertido!

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