jueves, 15 de octubre de 2009

LA PARTIDA


El Joven Amante fue un gran aporte, él era como esos alumnos aventajados que tienen muchas ganas de aprender, siempre dispuestos, súper entregados, con iniciativa propia y lo más importante con una fe ciega en las enseñanzas de su maestra.

Me sentía muy contenta con él, se acomodaba muy bien a nuestras exigencias, pero la felicidad no fue eterna, ya que se ganó una Fulbright y tuvo que irse un largo tiempo a USA, por motivos de estudio (de otra clase, no los que yo le entregaba). Yo tuve que darle mis bendiciones, apoyo y por supuesto desearle que le fuera muy bien.

Pero su partida me dejó una especie de vacío, Mr. Big y Chico Guapo son grandes partenaires pero necesitaba algo distinto, algo nuevo, algo más emocionante.

Yo tenía un amigo de toda la vida, compañero de universidad, a quien le conozco a toda su familia, él a toda la mía, salimos muchas veces en parejas y vivimos juntos muchos episodios familiares, en fin, pasamos muchas etapas de la vida uno al lado del otro, pero nunca habíamos estado uno encima del otro.

Digamos que este personaje era muy parecido a mi marido, trabajaron juntos muchas veces incluso desde la Universidad, mi marido era el profesor de cátedra y él era su profesor auxiliar, después trabajaron juntos en otras empresas. Tenían además una personalidad bastante parecida, muy dominantes, soberbios y protectores.

Este amigo fue un tremendo apoyo cuando yo, finalmente, me separé. En esa época yo estaba súper deprimida pero no porque mi matrimonio llegara a su fin, sino porque mi amante de 10 años me había dejado desolada. Igual yo creo que las mujeres al separarnos necesitamos de un hombre al lado, tenemos que sentir que cerrar ese capítulo no implica el fin del libro, por lo que un buen amigo macho, que se ofrezca a defendernos frente a cualquier peligro y sucumba ante nuestros coqueteos, es siempre bienvenido.

Almorzábamos juntos sagradamente una vez a la semana y él me empujó para que yo hiciera una especie de taller de crecimiento personal que, siendo muy franca, me sirvió increíblemente, gracias a ese taller quise recuperar a la persona que yo era y había estado guardada en un baúl, castigada por indecente, estoy segura que si no hubiera hecho ese taller, no estaría contigo, ni sería la perra gozadora que soy.

Bueno, él aún estaba casado y según lo que me contaba, intentaba salvar su matrimonio. Nunca había pasado nada impropio o reprochable entre nosotros, pero siempre estuvimos muy cerca, yo incluso le entregaba algunos consejillos para que reencantara a su mujer.

La reconquista de su mujer fue de mal en peor y terminó en una separación llena de mala onda y peleas de lo más rasca. Yo tenía hartas ganas de hacerme a un lado para que no me fuera a agarrar el rasquerío, pero mi “deber ser” me decía que no podía abandonarlo en respuesta de lo bien que él se había portado conmigo en similares circunstancias.

Ahora yo siempre me di cuenta que él me miraba con otros ojos, incluso su mujer hacía pequeñas escenas de celos, que yo en mi inocencia más absoluta, disfrutaba con un cierto aire de superioridad.

A poco de separarse las cosas cambiaron abruptamente, y sin lugar a dudas se hizo merecedor de algunos capítulos en los cuales contaré con detalles mis aventuras con el que llamaremos Gerente.

3 comentarios:

  1. ¡Qué cuerpo, qué culo tienes! Cómo me gustaría ser el protagonista de una de tus historias para pasar mi lengua y mis manos por ellos.

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  2. Muchas gracias por tus elogios y puedes usar la imaginación para hacer lo que quieras.

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  3. No hay nada más rico que un polvo con un viejo amigo, de esos en los que una ni piensa pueda suceder. El empezar a mirarlo con cara de que si puede suceder es erotizante, iniciar los coqueteos con la idea fija de llevarlo a la cama, me despertó en su momento muchas iniciativas, la idea no es abrirse de patas, no, la idea es conquistarlo para culear, pero con astucia, explorar el terreno, sabiendo que si una lo propone él va aceptar, no conozco ningún hombre que se niegue, pero la idea es avanzar a paso lento, quizás con la intención de calentarlo y a la vez dejarlo con la duda. mmmm muchas cosas pasaron por mi calenturienta mente hasta que me lo culeé. Si, me lo culeé, fue delicioso, pero sabes con una vez basta.

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