domingo, 18 de octubre de 2009

EL GERENTE


El Gerente (ingeniero) ocupaba un importante cargo en una gran empresa, por lo que cuando se separó no se fue ni los primeros días a la casa de un amigo, algún familiar o arrendó una pieza por ahí, no, él arrendó un bello departamento en un barrio residencial y lo alhajó completamente nuevo, pensando en el color de las alfombras, cortinas y todo eso. Yo como fémina que soy le ofrecí ayuda en esos menesteres, pero cuando lo vi tan embalado con la decoración lo dejé solo.


Obvio era que yo, la mujer que lo acompañaba en ese trance de separación conociera prontamente su nuevo hogar, pero extrañamente fue posponiendo ese paso en reiteradas ocasiones. Me dio mala espina esa tramitación innecesaria, pero deduje que ese iba a ser un paso importante para él, que si tenía que prepararse, como me lo confesó, debía pensar que iba a ocurrir algo de veras especial.


No diré que no lo encontré dulce, ni que no sentí un incentivo grato para mi ego, pero como no me gusta esperar por lo que quiero, precipité la visita forzando la invitación.


Digamos que yo fui víctima de hombres dominantes durante largo tiempo, asumiendo toda la responsabilidad que me cabía en cada una de esas relaciones algo enfermas, me puse como desafío enfrentar una vez más uno de esos ejemplares, pero ahora en una parada muy distinta, yo no necesitaba nada de él, pero quería ver si era posible doblarle la mano a un tipo con esa personalidad.


Forzado por mí me invitó a cenar, me daba mucha risa ya que me preguntó no una, sino muchas veces si quería sushi, le contesté que no la misma cantidad de veces que preguntó, sin embargo como no era lo que quería escuchar, no terminaba de convencerse de que eso era así.


Bueno poco importa lo que comimos, era simplemente para graficar lo difícil que es relacionarse con ellos cuando uno no está dispuesto a ceder constantemente. En lo que sí cedí y después me arrepentí mucho, fue en que insistió en no darme la dirección sino en ir a buscarme a mi casa, no resultaba muy problemático salir de mi casa con él, mi amigo de siempre, pero…


El estaba visiblemente nervioso e intentaba ser extremadamente atento, yo sabía exactamente a lo que iba pero tampoco quería hacerle fáciles las cosas, muy coqueta pero no evidente, interpretando siempre el rol de “su amiga de toda la vida”, igual si intentaba algo corría el riesgo que yo me escandalizara y lo mandara a la cresta.


Me quedé en la terraza mientras él cambiaba por enésima vez el DVD que había colocado en un súper equipo, con una súper pantalla.


Lo sentí acercarse e instalarse a mi lado, después pasó su brazo alrededor de mi cintura, sabía que todos sus movimientos estaban fríamente calculados, mi Chapulín Colorado entonces formuló una muy pensada pregunta ¿Te incomoda esta cercanía? respondí NO, sin mirarlo, sin emoción ni tono, entonces se acerco aún más y volvió a formular la misma pregunta, mientras yo seguía mirando a lo lejos al otro lado de dónde él estaba, di vuelta la cabeza y mi boca quedó muy cerca de su boca y le contesté nuevamente no, entonces se acercó y me besó, fue un beso extraño, me causó gracia, algo torpe y sin mucha magia.



Seguimos atracando en el living de su casa con Led Zeppelin de fondo, a pesar que cuando insistió en preguntarme qué era lo que yo quería escuchar, le dije cualquier cosa menos rock.


Me saqué la ropa entre sus disculpas de que no sabía si iba a reaccionar o no, ya que no había tirado hacía mucho tiempo, no me quiso confesar exactamente cuánto tiempo estaba sin sexo, pero yo sabía que su mujer no le daba la pasada desde hacía varios meses.


Empezamos a atracar en un sillón de cuero, me saqué los pantalones y la blusa y quedé en ropa interior, en general en esa etapa yo recibo alguna exclamación de parte de mis amantes, porque me preocupo de que la ropa sea sensual, que me quede bien y no tengo mal cuero, pero esta vez él estaba más bien extrañado, parece que yo era la primera mina que veía en colaless, también se extrañó mucho (o quizás era su manera) cuando empecé a chuparle el pico, un pico que según él era de proporciones XL , se autodenominaba bien dotado y la verdad yo con mi experiencia lo veía “maomenitos” no más. Se lamentó de no tener condones, pero yo fui hasta mi bolso y saqué un par, se lo pasé para que se lo pusiera y no sé qué tipo de condón habrá usado, si alguna vez usó, pero según él le quedaba muy apretado y no era como Mr. Big que su cabezota le entraba con hartas dificultades, a él le quedaba bastante holgado.


Después de aceptar que el condón era de su talla empezamos a darle en el mismo sofá de cuero del living, él tenía una especie de fantasía erótica con ese lugar y la verdad a mí me daba lo mismo.


Empezó a tener problemas con su erección y le echó la culpa al condón, se lo sacó e intentó seguir sin protección, ahí yo paré, le resté dramatismo al tema pero le dije que hasta ahí no mas llegábamos, que sin condón ni cagando, alegó su resto pero nos fuimos a su dormitorio y se puso el otro condón.


En ese momento la cosa se puso rara ya que empezó a confesarme su interés de siempre y a acordarse de que él había planeado pedirme pololeo justo el fin de semana que yo aparecí pololeando con mi marido. Estaba como anonadado por el hecho de estar convirtiendo en realidad su sueño de tantos años, yo para restarle importancia al tema, le pregunté con cuantas minas había tirado, cuando me contestó algo aproblemado 10, le repliqué ¡qué pocas! Cualquier cosa con tal de salir de esas aguas profundas.


Me costó harto tirar con él, primero porque su pico flaqueaba pero él insistía, segundo porque estaba bastante pasado de kilos, ciertamente tú eres el más delgado de mis amantes, los otros son más bien robustos y no tengo con ellos grandes problemas, pero al Gerente, si lo montaba me quedaban demasiado abiertas las piernas y terminaba con los muslos acalambrados. Yo debajo tampoco resistía mucho porque él, a pesar de ir al gimnasio todos los santos días, no sostenía su peso, lo dejaba caer sobre mí y me aplastaba, de lado chocaba mi culo con su guata, en fin ¡putas que me costó!


Hice todos los esfuerzos del mundo para que acabara, y quedé agotadísima cuando por fin lo logró. Después de eso me quise ir inmediatamente y él empezó con los abrazos, no entendía que yo no quería nada de cariño, más bien arrancando me fui a la ducha y me siguió, agarró el jabón y empezó a pasarlo por mi cuerpo. Ahí estuve a punto de colapsar alegué que la ducha estaba demasiado caliente y cuando él fué a regular el calefón, aproveché para salir rápidamente de la ducha y secarme, sino seguro me habría secado el potito.


Malo el polvo, en general no espero que las primeras veces sea bueno, pero nunca tan malo.

Me llevó de vuelta a mi casa, era ya bastante tarde. El seguía trasmitiendo en una onda súper rara, cómo que qué pasaría si mi ex marido o su ex mujer se enteraban, le dije que a mí no me importaba pero que veía muy difícil que se llegaran a enterar si ni yo ni él se los contábamos y contárselos era aún más raro.


Cuando llegamos a mi casa, no lo hice pasar pero me despedí cariñosa ( si tan perra no soy).Ya era demasiado tarde para sacar mi auto e ir a tu casa. Eché puteadas para el mundo porque de haber ido en mi auto hubiera llegado a tu casa a cualquier hora, pero ahora no me quedaba más que acostarme y llamarte.



A nadie le gusta contar cosas pencas, pero todo es cultura, de todo se aprende algo.... o por lo menos eso dicen, pero si piensan que esta historia termina aquí...están muy equivocados.

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