domingo, 16 de diciembre de 2012

LA CITA

No vayamos a decir que la nueva cita era algo poco predecible, obviamente tenía un 90% de certeza de que polvo iba a haber. Los comienzos son siempre muy excitantes, la previa había estado muy bien, pero tomando en cuenta que igual sería una primera vez, me vestí como una dama sexy, pero dama, no quería que se me asustara el nuevo candidato.

Lo llamé en la tarde para decirle que llevaría el postre, acusó recibo del doble sentido de mis palabras, dándome con eso mayor seguridad. Me puse un vestido que era la mezcla perfecta, algo vaporoso, ligero y suelto, como toda una dama, pero animal print, mini y muy fácil de sacar , como la perra que soy, un conjunto negro bastante clásico con colaless y pantys negras, botas grises de tacones altos.

Le pedí la aprobación del vestuario a mi perro por cam, y cuando vi su mirada caliente al otro lado de la pantalla, emprendí feliz y segura mi camino hacia el descubrimiento de este nuevo macho. Estaba en estos preparativos pensando que se me estaba haciendo tarde cuando me llamó pidiéndome que atrasáramos la cita unos 20 minutos, era demasiado perfecto todo.

Cuando llegué me recibió con un piquito suave, yo aún tenía el recuerdo fresco de su boca y me sentí un tanto decepcionada por su recepción, no se trataba de que nos pusiéramos a atracar de una, pero un beso chupeteado con punteo leve o un agarroncito de culo me habría dejado más feliz.

Apenas entré, vi una mesa romántica perfectamente dispuesta, como de publicidad televisiva: velas, copas, el pan trozado en una tabla, los platos debidamente colocados, pensé que sólo faltaba el camino de pétalos de rosa hacia la cama. Algo de romance no le hace mal a nadie, así es que calmé a la perra y la dama se dispuso a disfrutar de la cena a la que le faltaban solo un par de minutos para ser servida.

El Pato se comportó como un galán de tomo y lomo. La cena preparada por él de punta a cabo, partimos con una sopa, (servida en una sopera) ligera y sabrosa, continuamos con una pechuga de pollo al limón, acompañado por pasta y ensalada. El postre que yo había aportado consistía en una tarta de leche asada con manzanas.

Jajaja ¿están algo aburridos?

Bueno, la verdad es que también estaba ligeramente aburrida, era todo demasiado correcto, la conversación giraba en un plano más bien familiar. Estaba empezando a bajarme el sueño así es que fui al baño a refrescarme un poco, cuando salí se cruzó en el pasillo y empezó la fiesta, me agarró de una metiendo su manos bajo el vestido, me fue empujando suave hasta una habitación y me sacó el vestido de una, sin ningún comentario y sin mediar pausa me desvistió completamente.

Yo entiendo que para tirar la ropa sobra, pero perderse el ir descubriendo la piel y no darle unos minutos a ese placer fetichista de la ropa interior femenina lo encuentro bastante imperdonable, sobre todo en las primeras citas, bueno que tampoco hubiera servido de mucho que me hubiera tomado una hora en desnudarme ya que apagó completamente la luz ¿qué hace una perra exhibicionista como yo cuando le pasa eso?
Prender la luz, dirán muchos, claro que lo hubiera hecho pero era un lugar desconocido, no era la habitación principal, era una pieza con varias camas pequeñas y no tenía idea dónde estaba la puta luz.

Bueno, pero creo que ya se habrán dado cuenta que soy una perra comprensiva y con una gran dosis de paciencia, porque de lo contrario con esos signos al debe, debería haber concluido que esta nueva relación no sería muy fructífera.

La verdad es que no tuve tiempo, ni me atreví a proponer un pitito para ayudar a la liberación, creo que hubiera sido útil (días después me confesó que eso era algo que le gustaba hacer), pero sus manos habían empezado a realizar un buen trabajo y mi niña que si bien se había quedado con las ganas de ser descubierta de a poco y con misterio, estaba reaccionando feliz al roce de esas manos nuevas, que escudriñaban sin timidez en la impunidad de la oscuridad.

Sus hábiles dedos abrían suavemente mi conchita y se metían provocando placer. Al cabo de un rato ya me había acostumbrado a la oscuridad y en la penumbra pude descubrir un pico erecto listo para la batalla, las dudas se despejaron y la calentura se convirtió en la reina de la fiesta.

Yo estuve mucho rato acostada boca arriba con las piernas abiertas disfrutando de las pajas que cada vez iban siendo más productivas, pero al ver ese miembro durito no me aguanté y me incorporé para comérmelo.

Quedé sentada en la cama, soy flexible pero estaba harto incómoda doblada en dos chupando la callampa húmeda de mi compañero, lo acomodé como pude para sentir ese pico palpitar dentro de mi boca.

Mi compañero quiso pasar a la siguiente etapa y yo estaba absolutamente de acuerdo, me moría de ganas de que algo más contundente que los dedos se metieran por mi zorrita.
Como estaba oscuro, pensé que él habría puesto el mismo empeño en ocuparse de los detalles del polvo, que en preparar la cena y que tendría las cosas necesarias a mano.

Yo esperaba la maniobra de búsqueda del condón, pero en lugar de eso, mi compañero buscó mi zorrita con una mano y con la otra agarró a su ciego y tieso compañero, en una indudable acción de guiarlo a la ansiada guarida.
Me puse en guardia.

 - El condón- le dije suavemente, pero él no me hizo ningún caso.

Siguió acariciándome, con el pico empuñado con su otra mano, acercándolo peligrosamente a mi niña que estaba de lo más disponible a gozar como una suelta.

Pero esa loca no se manda sola. - Que te pongas un condón – repetí en un tono en el que no quedara duda de que me estaba escuchando.
- No tengo - - ¿Qué?-
- Que no tengo condón-

Claramente podría haberse ido todo a la cresta en ese instante, pero una perra preparada como yo ando siempre lista. - No te preocupes- le dije- yo tengo-

La verdad me cuesta entender como un weón viejo anda por la vida culiando a pata pelá’, con minas a las cuales conoce poco o nada.

Bueno, pero no era la hora de los juicios de valor, así es que solucionado el problema, continuamos con lo que nos convocaba y con su gorrito puesto se hizo espacio abriéndome con la presión justa. Lo sentía entrando en cada embate un poco más adentro, él sobre mí presionaba con su pelvis para que el pico taladrara mi zorra.

Tuve un par de orgasmos de nota 4 en una escala del 1 al 7 o sea justito para aprobar no más.

- Date vuelta que voy a montarte- le dije tomando las riendas de ese correcto pero fooooooome polvo. - ¿te gusta así? era obvio que si lo pedía era porque me gustaba, si él hubiera agregado algún comentario provocador a sus palabras, habría salvado, pero el Pato es correcto, así es que inimaginable escucharlo decir ¿te gusta así para poder ensartarte y domar a tus potros? por ejemplo. -

 Bueno pero tomar las riendas y darle otro ritmo, un carácter un poco más lujurioso, fue muy beneficioso, me restregué sin piedad y el Pato hizo lo suyo manteniendo la dureza de su entrepierna, mientras sus manos agarraban mis tetas.
Exploté satisfactoriamente, él se dio pagado y me dijo – hazme acabar- cosa que no me costó mucho trabajo.
En la misma posición me ocupé de exprimir su pico estrujando con mi conchita adiestrada, hasta que no quedó ni una gota.

Después fue muy cariñoso, estuvo largo rato acariciando mi espalda.

- ¿Qué piensas? Me preguntó con tono profundo
- Nada – le contesté- no pienso, siento-

No sé muy claramente qué quería escuchar, la verdad es que la comunicación verbal anduvo harto mal durante el polvo, nunca llegué a “alinearme” con él, ni siquiera en los momentos más álgidos.

- ¿ Y no te parece raro que estemos juntos en una cama?
– Claro que es raro-le contesté- por decir algo, pero la verdad es que no le encontraba sentido a nada de lo que hablábamos.

Me imagino que él quería escuchar

- “Para mí esto es un sueño cumplido, de pequeña estuve enamorada de ti y ahora que llegué a VENUS en tus brazos, podré morir tranquila”

. Bueno, pero eso es sólo fruto de la imaginación de una perra caliente que puede decir que ha conocido y degustado un nuevo y nada despreciable pico.

Después de eso encendí la luz y me vestí sin mucha parsimonia, intuía que el Pato era de una no más, por lo que no valía la pena perder tiempo intentando tentar con un vestir más sugerente, sólo quería llegar lo más rápido posible a revolcarme con mi perro a sabiendas que él y su amigo Lucho, lograrían calmar las ansias de mi zorrita.

Me acompañó a la puerta como un caballero y luego como dama insegura preguntó vacilante ¿te podré ver otro día? Por supuesto, le contesté amorosa y salí caminando sonriente.

No voy a decirles que fue el peor polvo de mi vida, obviamente tampoco el mejor, pero nunca los primeros polvos son espectaculares.

Ya veremos qué ocurre con este romántico galán.

2 comentarios:

  1. Mmmm... ¡¡Qué culito!! Delicioso el relato, como todos. Es que... "...la vida es sueño... Y los sueños, sueños son". Pero hay que probar y disfrutar siempre. Bss.

    ResponderEliminar
  2. adore lo de mi conchita entrenada, cuando una se ha comido muchos picos, apenas te lo meten ya sabes como acabas...mucho o poco, pero algunas veces esta bueno tener un amante más delicado.
    un beso enorme y muchas felicidades que el 2013 nos deparé muchos polvos y muchos picos duros para disfrutar, te quiero!!!!!

    ResponderEliminar