viernes, 28 de agosto de 2009

Mi vida antes de ti


Fui virgen hasta cumplir los 18, a esa edad me enamoré de mi profesor de Cátedra en la Universidad y convertido este en mi pololo oficial, tuve mi primera experiencia. No recuerdo nada traumático, lo traumático vino más adelante cuando ya se había convertido en mi marido.
Este personaje fue mi esposo durante 25 años, aunque en honor a la verdad los últimos 15 años sólo dormíamos bajo el mismo techo, dejamos de ser un matrimonio de verdad muy pronto. Me casé a los 21, con cero experiencia y harto pendeja de cabeza, él era un tipo dominante, mayor que yo y enfermo de celoso, a esa edad me prohibió, entre otras cosas, usar vestidos o poleras con tirantes porque era SU SEÑORA, bueno….yo le aguanté hartas estupideces, pensé que los celos del pololeo se acabarían con el matrimonio, craso error, sólo aumentaron. Aunque no tirábamos mal, me manipulaba demasiado y me hueviaba mucho, lo empecé a pasar muy mal, yo joven, bella y… ¡shashaaaan! Apareció el salvador de damas tristes, conquistador de cuanta fémina apareciera, por supuesto casadísimo, y me involucré con este “don Juan” que terminó siendo más celoso que mi marido. Con él protagonicé escenas del más puro culebrón venezolano, lo más curioso y divertido del tema es que fue mi amante en varias oportunidades, andábamos juntos cerca de un año y terminábamos violentamente, pasaba uno o dos años más, volvíamos y lo mismo de nuevo y dentro de todas las veces que tiramos, que por cierto no fueron pocas, tuve UN sólo orgasmo, y no es que no se esforzara el hombre, me invitaba al Hotel Valdivia, lugar especialmente preparado para que se abran los sentidos, pero NADA, claro que aprendí a fingir unos orgasmos de lo más elegantes. Yo nunca he sido frígida o algo que se le parezca, pero la ansiedad y la culpa eran una carga demasiado pesada para mí, ahora ¿por qué andaba con él?, de huevona no más, porque lo pasaba mal, me celaba como loco, tirábamos pésimo y me arriesgaba a una pateadura de mi marido (SIN COMENTARIOS).

Mi segunda experiencia de infidelidad fue potente, me enamoré como TONTA, nuevamente de un hombre casado y 11 años mayor, pero este distaba mucho de ser un Don Juan, estuvimos juntos cerca de 10 años y siempre en la clandestinidad nos convertimos en una especie de matrimonio alternativo, me transformé en una mujer más dependiente aún, estaba todo el día enganchada a él, desde que despertaba hasta que me dormía, iniciábamos el día juntos y nos las arreglábamos para pasar juntos lo que más pudiéramos, yo lo admiraba profundamente , lo consideraba un Superman, …jaja…lástima que no era mío…pero este Super Héroe, tenía la particularidad dominante de mis anteriores relaciones, OTRO WEON CELÓPATA, me contaba las costillas para detectar si había tejido mamario a la vista, y yo era más plana que tabla de planchar…Fui absolutamente fiel a él , (no tiraba ni con mi marido) pero a pesar de todos mis esfuerzos nunca fui la dama bien que él quería y su esposa legal cumplía santamente este requisito. Igual tuvimos momentos bellos y tuvo el Top One del mejor amante, hasta que apareciste tú. Con él lograba siempre o casi siempre más de un orgasmo, orgasmos de dama por supuesto. Recuerdo dos formas con las que me encantaba acabar con él, montándolo mientras él me corría una paja, y la que tú denominaste EX2, boca abajo con el pico adentro, con todo el peso sobre mi espalda y mis caderas, mientras con una mano me corría una paja y con otra me agarraba una pechuga, es muy rico porque hay una sensación de estar atrapada, absolutamente contenida. A él le gustaba mucho acabar a lo perrito, yo en cuatro patas mientras él estaba hincado sobre una rodilla o bien arrodillado completamente. Otras veces él acababa en mi boca después de una mamada, pero eso no era muy a menudo. Me chupaba rico la zorra … Y había otra forma, que nunca te he contado, … Algunas veces cuando yo estaba tendida boca arriba, él me montaba mirando hacia mis pies , quedando su culo a la altura de mi boca y yo por abajo le chupaba las bolas y el culo, le metía la lengua y le agarraba el pico, mientras él me corría una paja y me agarraba los pezones, hasta que yo acababa. La verdad no sé porque nunca te había contado esto, creo que hasta se me había olvidado, además siempre me has advertido que no me meta con tu culo.
Cuando esta relación llegó a su fin, quedé absolutamente devastada y célibe por dos años, fue después de ese duelo que comenzó mi etapa de amigos con ventaja

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