
El día sábado se ha trasformado en mi día favorito para mis perrerías, más que la falta de tiempo, el tema es la energía, cuando estoy muy cansada no es que no tenga ganas de tirar, lo que me pasa es que mi sensibilidad se exacerba entonces me voy cortada demasiado rápido. Probablemente dure suficiente para el 80% de los hombres, pero yo tengo a mis minos bien entrenados, duran por lo menos una hora, exquisito en tiempos de tranquilidad, pero si son dos tandas , son por lo menos dos horas y ¡UFFFFF!…no creo que me dé el cuero … jajaja la verdad no lo he intentado siquiera…pero cuando tiro contigo cansada, sé que te quedas con ganas, claro tu medida son dos horas y media,¿tendré que tomar vitaminas?
Pero el sábado es más fácil y por último me queda el domingo para recuperarme, fue un sábado en la noche mi última cita con mi Joven Amante, es tan rico encontrarme con él, creo que lo más importante es que nos tomamos en serio eso de sentir las cosas a concho, con todo, de brindarnos el máximo de placer, de un placer puro, sin contaminación.
Como de costumbre nos dispusimos a ver nuestro polvo anterior, no hay mejor forma de embalarse que verse uno mismo tirando y loco de caliente, para mí es fulminante, es una orden directa a mi cerebro. Me encanta mirarme en mi propia producción porno y mientras más se vea, con mucho detalle, más me calienta.
Esta vez me fui al sillón del living, vestida con un par de pantalones ajustados de una tela muy suave, una blusa, zapatos de tacones muy finos y muy altos y ropa interior roja (sé que tiene una debilidad por ese color).
Me encanta la libertad que tenemos para dar rienda suelta a cualquier impulso por simple o rebuscado que sea, TODO VALE.
El se sentó en el comedor más cerca del televisor, mientras yo miraba con un poco más de distancia, lo que me gustaba era que desde ese ángulo podía ver las imágenes en el televisor y a él, disfrutaba de cada una de sus reacciones. El fumaba mirando fijamente el televisor, sonreía complacido, a veces se quedaba con la boca abierta, sentía que su respiración era cada vez más irregular y me imaginaba que su pico iba creciendo poco a poco escondido debajo del pantalón y eso me volvía loca. Yo emitía unos pequeños chillidos cuando sentía que mi corazón latía cada vez más fuerte, que la boca se me llenaba de saliva, que la piel se me iba tensando, que mis pezones se endurecían y que mi vientre empezaba a exudar como una vertiente… que mi zorra pulsaba viva.
Me convertí en un animal sinuoso, restregándome como gata en el sillón, mis chillidos fueron haciéndose cada vez más fuertes, era un llamado imperativo al macho.
Con las piernas abiertas mi sexo se ofrecía aun cubierto por la ropa. Llegó a mi lado, me paré e intenté desnudarme inmediatamente, pero él me lo impidió, fue suave pero convincente, sus manos se deslizaban por mis caderas esculpiendo mis redondeces, firme recorría toda mi geografía forzando la tela a ceder lo necesario para llegar a todos mis rincones y archipiélagos, a mis ríos y canales, sus dedos se metían firmes por mis ranuras y estrujaban cuanto encontraban a su paso. Se apostó en mi espalda y se apretaba con fuerza, sus brazos como tentáculos me atrapaban quitándome la respiración, sentía su jadeo entrecortado en mi nuca, su lengua recorría cada una de mis cervicales hasta invadir mi cerebelo inundando todos mis sentidos, mi sangre pulsaba cada vez con mayor fuerza. Tiró mis pantalones lo más arriba que pudo, sentía que estaban absolutamente metidos en la raja y en la concha, eso me brindaba un poco de desahogo, mi calentura ya era mucha, me estrujó muy fuerte las tetas y me inclinó. Quedé como en la foto, pero vestida. Por detrás comenzó a morder mi zorra, aún con el pantalón yo sentía su aire caliente traspasando la tela, mordía fuerte, lo suficiente como para gozarlo , yo abría las piernas y me agachaba exponiendo cuanto más podía mi culo y mi zorra que ya destilaba sus jugos. Mamó largo rato de esa manera, yo imaginaba mi clítoris tenso e inflamado luchando por ser atrapado por esos dientes que apretaban adivinando mis ansias debajo de la ropa. Cuando desabrochó mi pantalón y lo bajó yo ya desfallecía de ganas, sus manos me parecieron brasas al contacto directo con mi piel, estrujó fuertemente mis glúteos, agarró mi colaless y me fornicó con él. Me gustaba sentir la tirita entre los labios frotando mi vagina, su lengua degustaba por los costados de la tela y se introducía golosa sorbiendo lo que chorreaba fuera. Acabé delicioso haciendo equilibrio en mis tacones.
Me di vuelta, me agaché frente a él y quedé mirando su pico que se adivinaba bajo el jeans, lo dibujé con mis manos, marcando desde las huevas hasta la punta… esa punta redonda, blanda jugosa que me encanta devorar . Incliné mi cabeza hacia un lado y comencé a morderlo atrapando entre mis dientes y presionando con mi lengua ese pedazo de carne vivo, turgente que reaccionaba a cada uno de mis estímulos. Me gustaba sentirlo caliente, casi desesperado, gozando intensamente la presión de mi boca. Desabroché el pantalón y empecé a chuparlo sobre el bóxer que estaba mojado con su jugo y con mi saliva, buscaba su sabor y su olor me encantaba percibir su sello escondido en el olor a detergente de la ropa interior limpia, se notaba que acababa de cambiarse ropa, pero su olor a macho iba poco a poco impregnándolo todo. Terminé por devorarme ese caramelo sin envoltorio regalándome la delicia de sentirlo latiendo en mi boca.
Después de ese exquisito comienzo, se imaginarán lo que vino después, los dos enfermos de calientes, la cámara funcionando para compartirlo contigo y después tirar hasta morirme-¿Qué más puedo pedir? Sí… ya sé…. ¡QUE TODOS LOS DIAS SEAN SABADOS!