NO SIEMPRE DONDE PONGO EL OJO, PONGO LA BALA

El otro día me decías que el único que no había ganado con lo del Gerente eras tú, es verdad tú ganas si y sólo si yo lo gozo … y mucho goce no hubo en esa aventura, insistí demasiado de puro cabeza dura; si está más que claro que yo soy exhibicionista y ¿me pueden creer que a él le gustaba con la luz apagada?…sin comentarios.

Bueno, no todo puede ser lo bacán que uno quiera, algunas cosas no resultan y otras resultan a medias.

De hecho debo reconocer que un par de veces puse el ojo y desplegué todos mis encantos de seducción y la cosa no funcionó para nada.

Uno de ellos era un profe de un curso de capacitación, estaba harto rico, pero creo que mi error con él fue ponerle el ojo muy tarde, cuando el curso ya se estaba acabando, entonces no tuve mucho tiempo de desarrollar la estrategia de la cacería, me vi obligada a precipitar muy rápidamente las cosas y ahí se funó. Yo cacho que se aterró, debió pensar que iba a ser algo como “Atracción Fatal”. Igual llegamos a tener un almuerzo privado, pero tenía poco tiempo, una esposa que era su ex amante, por lo que le conocía sus trucos para tapar aventuras y como seis cabros chicos, la verdad él estaba complicado y yo no tuve mucha paciencia tampoco, sobre todo después de lo del Gerente.

El otro era un personaje que al principio encontré bastante interesante, pero a poco andar lo hallé insoportable, era muy raro el weón. Tenía unos tiempos de inercia francamente exasperantes y lo que en principio pudo parecer misterioso, a poco andar era estupidez pura. Bueno, tú me decías que a mí me ligaban los tipos medios locos. Incluso llegué a dudar de sus hormonas a pesar de estar casado y con cabros chicos, ya que una vez fui contigo a verlo y tengo la sospecha que estaba más interesado en ti que en mí.

En fin sólo para graficar que las cosas pueden fracasar, que no es la papa encontrar un macho que te guste, al que le gustes, y que esté dispuesto a tener sexo amigable, sin más sentimiento que el cariño y la buena onda…además, obvio, que tire rico.

Pero hay un ejemplar que la verdad no tuve mucha oportunidad de tasarlo y que me mantiene bastante intrigada, curiosilla diría. Yo les conté en uno de mis primeros posteos (LOS OTROS) sobre Cabeza de Ajo y mi polvo silencioso. Bueno en esa oportunidad y dadas las circunstancias, ni él ni yo tuvimos la posibilidad de desplegar ni siquiera un abanico básico de gracias. Pues bien, él ha seguido durante estos años apareciendo cancherísimo, siempre seductor y yo le coqueteo como enferma. No hemos tenido mucha suerte en la concreción, él ha llamado cuando yo he estado en la playa o viceversa yo he estado en Santiago cuando él estaba botando un velero en el lago.

Recuerdo que una vez que tú tenías que viajar fuera de Chile, él llamó seductor y me propuso que nos juntáramos para “recordar viejos tiempos” , no había nada claro en la cita pero eso mismo deja abierta cualquier posibilidad. Lo que a mí me daba lata era que no quería concretar un encuentro con él cuando tú estuvieras fuera. Mi experiencia anterior me decía que no lo iba a pasar muy bien si después de mi precalentamiento con Cabeza de Ajo, no pudiéramos estar juntos.

Pero hablamos y quedamos que como siempre yo decidiera, en una de esas si me calentaba, le daba no más y te tenía la sorpresa para cuando volvieras.

Habíamos quedado de confirmar por teléfono durante el mismo día, a más tardar al mediodía.

Yo no quise tomar una decisión rotunda con antelación pero tenía que estar preparada, así es que en la noche preparé la ropa que iba a usar por si las moscas, nada muy espectacular, pero la idea era que si me daban las ganas no fuera a tirar pa’ la cola porque justo me hubiera puesto unos bikinis de algodón de colores, que son cómodos pero nada sexys o porque las pantys tuvieran algún punto corrido.

Preparada para todo evento esperé la llamada de mi galán, pareciera que yo, inconscientemente, estaba juntando ganas porque cuando llamó para decirme que no iba a ser posible ya que había surgido un problema familiar, me sentí francamente decepcionada. Se deshizo en explicaciones, que lo dejáramos para otro día, pero lo concreto era que una vez más se chingaba el cuento.

Estuve toda la tarde tratando de hacerme la loca para que mi ego no sufriera tanto, por lo menos tú no estabas esperando que sucediera sino hubiera sido peor.

Le estaba echando puteadas varias cuando irrumpió de manera absolutamente sorpresiva Chico Guapo, había venido a otro piso del edificio y por supuesto aprovechó la oportunidad para venir a saludarme.

De partida su saludo fue apoteósico, un beso chupeteado con tutti, con punteo inmediato, yo estaba bastante nerviosa, todavía era temprano estaba todo el mundo por ahí, no eran las mismas condiciones que en la aventura con Mr. Big en mi oficina. Traté de parar el impulso pero él cerró la puerta y empezó el toqueteo por sobre mi pantalón mientras me besaba nuevamente. Por suerte mi jefe, que es un ogro y que trabaja en una oficina al lado de la mía no estaba, sino me muero de un paro cardíaco. Me bajó el cierre del pantalón y comenzó a meterme las manos agarrándome los glúteos e intentando llegar a mi zorra por atrás, mientras me presionaba contra su pene duro que luchaba contra el cierre de su pantalón. No era muy cómodo por lo que cambió la estrategia realizando el abordaje por delante, la mano entraba apretada, pero él con mucha destreza logró llegar dónde quería, se mojaba igual a pesar de la guerra de nervios. Sentí voces muy cerca y paramos por unos segundos. Volvió a la carga a pesar de mis reclamos (debo decir que eran bien poco convincentes), se bajó el cierre y su pico apareció reclamando atención, adopté una posición estratégica que me permitía ver si alguien aparecía y me dispuse a lamer ese miembro delicioso que ya tenía entre mis manos. Lo chupé nerviosa, pero ya estaba en eso así es que a darle no más, al poco rato lo sentí explotando en mi boca inundándome con su sabor ácido y algo picante.

Me paré mientras él se cerraba el pantalón y guardaba el dragón desahogado. Me tragué el líquido viscoso, mi cara estaba roja y embadurnada, él me tomó la cara con sus manos y me besó como sellando nuestra complicidad en esta trasgresión clandestina.

Cuando se fue, me encerré rápidamente en el baño, estaba descompuesta en mi apariencia pero satisfecha, fue un regalo que llegó en el momento más oportuno. Ahora podía seguir esperando que algún día resultara otra cita con Cabeza de Ajo.