viernes, 13 de noviembre de 2009

MAS TURBADORA QUE NUNCA



La masturbación es todo un tema, no sé porqué cuando pienso en eso lo que primero me causa, es risa. Debe ser porque hace 40 años (yo tenía 10 y estaba empezando a sentir cositas raras) el tema era tabú y más bien de pendejos escondidos. No se hablaba nada y la vergüenza era el sentimiento que más acompañaba al acto.

Ahora las cosas han cambiado mucho, aunque igual en ciertos círculos se mira un tanto con desprecio.

Al respecto mi experiencia ha sido muy variada.

Mi primer recuerdo debe remontarse a los 8 o 10 años, en esa época me encantaba andar sin calzones, lo encontraba delicioso, sentía un pequeño calorcito en la zorra, algo muy leve pero como era nuevo era exquisito. El problema era que si me pillaba mi mamá me iba harto mal, yo no cachaba mucho porqué se enojaba tanto, pero se enojaba, por lo que tenía que andar escondida y además esconder mis churrines, que más de alguna vez me pillaron porque los encontraron arriba de un sillón o en la mesa de la cocina.

En ese tiempo también me gustaba la desnudez completa, y c0mo encontraba que dos veces al día (al levantarme y al acostarme) eran pocas para un placer tan simple, me metía al baño varias veces al día y me empelotaba enterita, claro que en mi casa había un solo baño, entonces cuando alguien más quería entrar yo tenía que vestirme más rápido que la cresta, para evitar protestas mayores.

Después vino una etapa de explorar otras sensaciones más específicas, me ponía un hilo entre los labios de la zorra y lo hacía deslizarse apretando las piernas que más podía. Me cargaba cuando se terminaba el hilo, a veces incluso le hacía algunos nuditos para aumentar el roce.

Debo haber estado más grande ya, 13 o 14 cuando descubrí el placer del agua caliente, ese goce no lo he abandonado nunca más y con él tuve mi primer orgasmo.

Mi forma favorita para hacerlo durante muchos años, fue en la tina. Me acostaba con la tina a medio llenar, las piernas abiertas y me acomodaba de modo que el chorro de agua caliente (nunca hirviendo ¿ya?) cayera directamente en mi zorra, movía mi pelvis para cambiar levemente en ángulo de caída del agua y así estimular tanto al clítoris como a la vagina. Cerraba los ojos y acostada en el agua caliente hacía durar largo rato la llegada del orgasmo , hasta más no poder, hasta casi el desmayo, ¡¡¡QUÉ RICOO!!!! Después salía del baño, relajada y feliz, lista para el tuto.

He probado todas las formas posibles en esa materia con el agua cayendo desde la ducha que es mucho más lento, por lo menos para mí. Con la ducha en la mano, es más fácil ya que es más maniobrable y se puede quedar estimulando exactamente en el punto que uno desea, pero a mí me gusta mucho más entregarme al orgasmo estando acostada, es más rico dejarse ir. Los chorritos del jacuzzi son de lo mejor, sólo hay que tener alguna flexibilidad y puntería.

Con mis manos nunca he sido muy hábil, la verdad es que hasta ahora no me gusta del todo. Lo ocupo para provocar, para exhibirme, pero tengo que estar muy caliente y no tener nada a mano como para, estando sola, pajearme yo misma manualmente.

Ahora he tenido exabruptos de calentura que me han llevado al extremo de culiarme una botella de Coca Cola familar (diet), lo que más me daba lata era que era tan cortito el gollete, pero igual salvaba.

El que no salva para nada es el celular, no hay cómo mantenerlo vibrando mucho rato, o por lo menos nunca supe cómo, si es por eso es mejor el cepillo de dientes eléctrico, pero lavarse los dientes después de eso con el mismo artefacto, puede resultar un poco intimidante.

En fin, la creatividad y la necesidad son una buena mezcla para la proliferación de ideas novedosas, por ahora disfruto como condenada a muerte con el Bruce, usándolo de muchas formas, metiéndomelo por la zorra y por el culo alternadamente, con y sin vibración…. ¿Saben? Me encantaría tener dos… Mi amor, creo que nos vamos de shopping.

4 comentarios:

  1. Oh, los objetos que a veces nos acompañan en el placer sexual. En mis andanzas no he llegado al punto de una botella familiar que indicas en tus comentarios, sin embargo tengo experiencias semejantes.

    Recuerdo una vez, que experimentamos con una botella de coca cola, aquellas que acompañan los tragos en un motel. La chica acepto gustosa que le introdujera la botella comenzando desde su parte menos amplia, hasta, era esa la idea, por completo, claro había tenido la precaución de ponerle en forma previa un preservativo. Una vez más ella, se ayudaba abriéndo su zorra para poder ingresar con aquel placentero juguete, al menos así lo creía yo. Ella acostada con las piernas abiertas y sus dos manos abriéndo su sexo para poder penetrarla con el juguetito de marras. Al principio sólo fue el gollete, ella me decía que siguiera en la labor, la giraba en su interior, y además estimulaba su clítoris con mi otra mano, seguí presionando hacia el interior, ella se miraba como introducía la botella y me insistía que no parara, lo seguí haciendo, sus jugos ya era abundantes, lo que facilitaba el ingreso del eventual uso alternativo de la botella, hasta que finalmente la botella ingreso casi por completo. No lo podía creer, que una botella pudiera proporcionar placer en condiciones semejantes al pene. Su “chorita” estaba totalmente dilatada, era una visión sin parangón, gemía con cada giro en su interior de la botella, y además reproducía con este objeto un placentero mete y saca. Finalmente ella presiono sus piernas, juntándola, muestra que había alcanzando su orgasmo, ahora con una botella. Desde aquel día cada vez que vamos a un motel y nos traen coca cola, nuestras miradas son cómplices, de ese placer por ella experimentado en una aventura de loco placer.

    El profe

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  2. Jajaja. No, si con la botella familiar llegué sólo hasta el gollete, por eso mis lamentaciones con respecto a que era tan corto.

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  3. ah, comprendo. Prueba con una botella más ad hoc.

    El profe

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  4. que bella foto me lo deja casi duro un beso divina espero chatear contigo.




    dani

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