ANTIGUOS JUEGOS

A estas alturas es difícil no repetirse con los temas de los relatos, no ha habido cambios muy significativos en mi vida sexual últimamente, pero siempre surge algo especial, algo que distingue una de otra vez y eso tiene que ver con lo lúdico, esto de jugar, de usar la imaginación para llevar las cosas a un punto diferente.
A mí me encanta provocar y una de las formas más efectivas de hacerlo, es ir despojándome de la ropa suave y lentamente, prenda por prenda, para ir descubriendo de a poco mi cuerpo, gozando cada paso. Me encanta saber que mi compañero está deseando que acelere ese proceso y que sin embargo está gozando como loco de la espera.
Sacar mis medias acariciando mis piernas, apretando suavemente los muslos, pantorrillas y rozando con mis dedos la parte cercana a las ingles, sintiendo como poco a poco mi temperatura va aumentando.
Me gusta moverme sinuosa para acentuar las curvas de mis caderas y abrir de uno en uno los botones de la blusa, hasta desnudar mis tetas que emergen con los pezones endurecidos por la excitación.
Arquear mi espalda bajando mis colaless inclinándome hasta ofrecer, ante esos ojos lascivos, mi concha húmeda aún cerrada, en una frontal invitación para ser abierta, sintiendo como mi boca y mi zorra se llenan de sus jugos.
Esa fiesta no termina al despojarme de la totalidad de la ropa, al estar completamente desnuda viene la mejor parte, que es abrir las piernas suavemente y sentir la mirada abrasadora que pareciera estar comiendo ya de esa fruta carnosa, que se brinda escandalosamente jugosa.
En esa exhibición impúdica y obscena le brindo un placer evidente a mi compañero y me provoca una calentura tremendamente intensa. Si mi compañero está en la misma habitación es un deliciosa previa antes de ser tocada, besada o penetrada. Es increíble el poder sexual de este juego de seducción.
Si mi compañero está en otro continente existe otro morbo y esta exhibición se transforma en algo más brutal, más animal, más crudo.
En Santiago los días ya se han puesto muy fríos y como ustedes saben yo no resisto bien las bajas temperaturas. A pesar de usar la calefacción los strip – tease , que me encantan, se tornan bastante más incómodos debido al frio reinante. Hace algunos días atrás me disponía a jugar con cámara con uno de mis amigos cibernéticos y se me ocurrió recibirlo de una manera especial, me saqué toda la ropa salvo el colaless y me puse un grueso abrigo de lana encima, jugando a la perra callejera, a la puta que se instala en una esquina y que se abre el abrigo ofreciéndose.
Me gusta sentirme perra, una puta gozadora y sentir la desnudez de mi piel debajo del abrigo, me calentó enormemente. Fui abriendo de a poco el abrigo, mostrando mis piernas mientras entraba en calor y cuando el abrigo cayó al suelo dejándome desnuda, me abrí la zorra ganosa y jugosa ante los ojos de mi compañero, jugué con el Brad vibrando deliciosamente en mi clítoris, me puse de espaldas y con mis dos manos agarré mis glúteos estrujándolos y abriéndolos ofreciendo mi culo , el hoyito oscuro, imaginando que ese pico erecto que veía en la pantalla de mi net, se abría paso por ese estrecho conducto provocándome la más deliciosa sensación de perra culeada por el culo. Cuando mi compañero explotó ante mis ojos, yo estaba loca de caliente, tanto que me olvidé incluso de ocultar mi cara.
Caliente como estaba encendí un cigarrillo y llamé a mi macho para que viniera , me puse nuevamente el abrigo, puta , caliente, mojada con la zorra inflamada, me recosté con el abrigo semi abierto. El se acercó sigiloso como si no quisiera irrumpir en este ambiente que habíamos construido mi amigo cibernético y yo minutos antes, casi como un ladrón que roba una joya de otro, sin hacer ruido se hincó frente a mí , mi corazón latía fuerte y me ahogaba en mi propia ansiedad, temblaba de ganas, abrió mis piernas como si fuera parte de un rito sagrado y contempló durante largo rato esa humedad sobrenatural que brotaba, escudriñando hasta los más ocultos misterios de aquel santuario. Yo estaba que no podía más, pero la prolongación del placer no hacía sino intensificar las ganas que me enloquecían. Luego comenzó a olerme, a aspirar profundamente el aire que circundaba mi concha, en cada bocanada de aire sentía como iba invadiendo sus sentidos y el aire tibio que exhalaba iba exacerbando mis ganas, empezó a buscar con su nariz como un animal en busca del rastro su presa, rozando casi indolente, inconsciente del incendio que provocaba ese pequeño contacto, se metía cada vez más dentro de los recovecos de mi anatomía alimentándose de mi fiebre, hasta que sentí su húmeda caliente y deliciosa lengua, que cataba de este manantial que brotaba generoso, suave por los bordes de mi vagina, por los pliegues de mis labios inflamados por la excitación hasta introducirse por toda la ranura lamiéndola desde atrás hacia adelante.
Mmmhhhhhh que delicia sentir esa boca comiendo mi zorra exprimiéndola, ordeñándola , UFFFff ¡mama exquisito mi perro!- encierra en toda tu boca mi clítoris tenso hasta que los gritos me ahoguen –
Siento sus dientes que muerden suave ese pequeño pedazo de carne duro, que quisiera crecer para ser atrapado inmisericorde, su lengua juega en mi ano dilatado, abierto, lubricado, mi orgasmo que era inminente segundos antes, se posterga por el goce de mi culo que agradece esa lengua ávida y caliente, mis pezones se regocijan con el aire frío de la habitación. El abrigo ya cayó y no cubre nada de piel, me entrego absolutamente al deleite de todos esos estímulos, hasta que tu boca vuelve a envolver la zona crítica, tu mano sube y pellizca agresiva uno de mis pezones, te miro como estiras mi teta, me parece brutal pero me encanta, recorro mi cuerpo y veo tu cabeza completamente enterrada en mi concha, clavo mi vista en tus ojos nublados por la excitación y exploto en el más delicioso de mis orgasmos.
…Y todo comenzó con un simple y antiguo stripe tease.