Después que retornamos a nuestra acostumbrada buena onda llamé al cabro chico y acepté su invitación a almorzar. Esa noche llegué cansada y tarde a mi casa pero igual me tomé tiempo para preparar todo para mi posible encuentro hot. Estaba en ésas cuando me llamó el Joven Amante para decirme que me echaba de menos y que estaba intrigadísimo con la película. Eso fue como una inyección de seguridad para mi ego.
A pesar de los nervios esa noche dormí maravillosamente, por la mañana en la ducha revisé el rebaje, me puse mi colaless de guerrera rojo y un vestido con un escote como cinco costillas más abajo de lo decente, la espalda descubierta, me lo puse sin sostén, sé que eso te encanta.
Me fui al trabajo, como tengo sólo una hora para salir a almorzar, hablé temprano con mi jefe y le dije que debía ir al dentista (cuando uno anda caliente se pone muy creativa), se la tragó facilita, eso me permitió tomarme alrededor del doble de tiempo.
Nos juntamos en una estación de servicios que queda en el frente de mi edificio.
Lo vi desde lejos esperándome y me acerqué sonriente, me preguntó donde quería ir. Dentro de las opciones que ofreció, estaba ir a almorzar a su departamento, eso fue lo que escogí después de corroborar que vivía solo en un lugar convenientemente cerca de mi pega, me pareció la mejor opción, estaríamos lejos de las miradas de la gente, me resultaba tremendamente incómodo estar en público en un coqueteo flagrante con un muchachito, además estaríamos cerca de una cama, por si acaso pensaba yo. Qué descarada ¿no?
Es que prefería darle al tiro, no quería posponer más el tema y no tanto por caliente, sino porque no quería seguir en mi lucha interna. Nos fuimos en metro, era sólo una estación pero se me hizo eterna, entramos a su edificio, subimos hasta el piso 7 y abrió la puerta.
Apenas entramos se desató el huracán, el Demonio de Tasmania, un verdadero pulpo, sus manos y su boca parecieron multiplicarse, yo aun estaba con mi bolso en el hombro los lentes de sol puestos y él ya estaba estrujando mis glúteos con sus manos, su boca me succionaba entera y su lengua me raspaba la garganta.
Tuve que ser bastante enérgica para que se detuviera un instante y me permitiera dejar mi bolso en una silla y poner mis lentes a resguardo, en ese momento me percaté de que tenía una gata, como un flashazo recordé la primera vez con el Chico Guapo (posteo de agosto, Amigos con Ventaja), se repetía la gata, la música de fondo y los nervios por la novedad.
Me sorprendió gratamente su espacio, armonioso, ordenado, era un pequeño departamento de dos ambientes, living comedor, un dormitorio, cocina aparte y el baño, decoración simple pero de buen gusto. Absolutamente sorprendente para sus 22 años. Me llamó la atención un violoncelo que estaba apoyado en una esquina, me dijo que era de un amigo que estudiaba música y que dejaba su instrumento allí, se evitaba andar en bus con el violoncelo en la espalda.
Me ofreció algo de beber, acepté un jugo de naranja y volvió a la carga, yo sólo me había sacado un broche que me permitía abrir un chaleco de hilo que traía puesto, el huracán retomo su ataque con mayor intensidad y furia. Bajó el tirante de mi vestido y empezó a chuparme las tetas, yo lo miraba me parecía increíble su intensidad, me mamaba fuerte, al filo del dolor. Sonó mi teléfono, eso me dio otro respiro, miré mi celular pero era un número desconocido decidí no contestar pero tenía otro momento para sacarme mis anillos, mi reloj y otros accesorios, él estaba desesperado en esa espera. Apenas alcancé a respirar cuando ya había vuelto a la carga, no me di cuenta cómo llegamos a su dormitorio, le advertí que mi vestido tenía un lazo para que no lo rompiera intentando sacarlo sin desatarlo, en ese momento le desabroché su pantalón y le agarré el pico por primera vez, lo tasé en ese contacto, estaba bien dotado, un muy buen porte, me calenté mucho pensando en ese miembro desconocido.
Me despojó de mi vestido, ya estaba sin calzones habían volado antes y yo no me había dado ni cuenta, en ese momento del partido pensé que lo mejor era actuar con premura y me escabullí de este precoz Demonio de Tasmania con el fin de buscar un condón, estaba hurgando en mi bolso cuando apareció sonriente en la puerta del dormitorio, mostrándome unos condones en su mano, ¿Es esto lo que buscas? No contesté pero me devolví, me senté en la cama y empecé a lamer por primera vez ese joven y bien dotado pene, intenté contenerlo todo en mi boca, pero no pude, seguí chupándolo, lo sentía cada vez más duro, sus manos se metían por mi zorra que, gracias al cielo, ya estaba bien preparada, jugosa y deseosa. Me puse de pie dándole la espalda para ser acariciada, pero él y su extraordinario vigor adolescente no pudieron esperar más, me penetró violentamente y empezó a taladrar con una fuerza y rapidez de la que aún no me repongo del todo.
Yo todavía estaba tratando de prepararme para empezar a darle y él ya estaba arriba de la pelota con todo. Apoyé mis manos en la muralla para soportar mejor sus embates, estuvimos un rato así, yo esperaba que bajara un poco su intensidad, para sacarme los zapatos, pero eso no sucedió nunca más, era un torbellino de lujuria, nunca me dio tiempo a pensar nada, hacía bien su trabajo no puedo negarlo, pero chutas yo que soy un modelo clásico, bien conservado, necesito mis respiros.
Debe haberse visto bien divertido yo agachada en pelotas intentando desabrochar las hebillas de mis sandalias, mientras el cabro chico me culiaba con toda su alma, como si el mundo se fuera a acabar. Me costó mucho trabajo, pero finalmente me saqué mis chalitas, aunque él nunca me dio tregua. Lo tiré sobre la cama y me ensarté sentada con las piernas abiertas dándole la espalda, empecé a subir y bajar, mientras él me agarraba las tetas. Sentía su pico duro abriéndose camino en mi zorra, contundente, como una estaca me atravesaba potente y vigoroso frotando toda esa cavidad que se abría develando sus misterios a este hiperkinético desconocido. Me arrodillé en el borde de la cama apoyando mi pecho en ella, él se instaló por atrás y me penetraba la concha con sus piernas abiertas sobre mí, yo sentía que su pico me llegaba a la garganta, más que por el volumen por la fuerza que imprimía en cada embestida. Culiamos de tantas formas que creo no me es posible acordarme de todas, su energía era tan arrolladora, que no me quedaba otra que contagiarme, e intentar seguir este ritmo vertiginoso, me afirmaba como podía en la muralla que daba a la cabecera, pero la cama se iba corriendo. Era como una montaña rusa, cada vez que intentaba calmar su ímpetu, me envolvía como una tromba y se iba con todo. Pasábamos de una posición a otra como rindiendo examen, pero no me daba tiempo para agarrar el vuelo necesario para gozarlo a plenitud. Me sorprendió mucho su estado físico, un cuerpo rico, abdominales trabajados y unos pectorales bien formados, nada exagerado , en un momento se paró conmigo en sus brazos, yo intentaba asirme a él abrazándolo con piernas y brazos de frente, en un segundo me ensartó y empezó a darme con todo yo sentía que iba en caída libre a su pico que se metía cada vez más adentro, cada vez más fuerte, cayó a la cama algo cansado, por fin pensé, me acosté de espaldas en la cama con la intención de recuperarme, pero partió inmediatamente dándome con mis piernas en sus hombros , le miraba la cara estaba de verdad eufórico, mientras taladraba a mil por hora, yo no resisto mucho en esa posición , tú lo sabes muy bien, lo paré y lo monté , estando yo arriba pensé que podría tener el control e imprimir un ritmo algo más lento, pero me equivoqué con sus manos sostenía mi peso y su pelvis debajo de mí parecía un terremoto , como no podía darle con toda su fuerza , me volteó para quedar el arriba, mi instinto me hizo ponerme boca abajo, en esa posición soportaría mejor sus embates, él sobre mi espalda penetrándome con furia, sentía la presión constante que iba deleitándome cada vez más, mi instinto no falló, exploté en un orgasmo en esa posición, pero no tuve tiempo de disfrutarlo del todo ya que levantó mis caderas y me puso en cuatro patas, empujaba mis caderas con una fuerza como para atravesar una montaña, el pendejo seguía mostrando toda la potencia de su Fórmula Uno. Pensé que iba a acabar porque me dio vuelta, se sacó el condón y puso su pico en mi boca. Lo chupé con ansiedad pasando mis manos por sus bolas mi lengua por todos los bordes encerrándolo por completo, quería que explotara en mi boca, pero se puso un nuevo condón y empezó a darme de nuevo con furia a lo perrito, debo confesar que me asustaba su resto ponerle el culo abierto, eso fue lo único que pensé durante todo ese loco polvo, “este pendex no me tira por el culo ni cagando, con ese ímpetu me raja” , pero nunca lo intentó así es que todo bien , entró por dónde debía y me daba agarrando mis caderas manteniendo su acostumbrado y endemoniado ritmo.
Después de un rato volvió a sacarse el preservativo y empecé a chuparlo de nuevo mientras le corría una paja, yo quedé acostada y él sobre mí, hincado en la cama con una rodilla. Llevó sus bolas a mi boca mientras se corría una paja, yo le pasaba la lengua y las chupaba, de vez en cuando metía su pico en mi boca y yo sorbía las gotas que brotaban exquisitas, después de un rato de locura desenfrenada lo escuché decir “abre la boca Trini”, cerré los ojos y abrí mi boca deseosa, sabía que venía mi premio, en un instante sentí caer en mi lengua su leche caliente deliciosa derramándose en mi boca, cayendo algunas gotas sobre mi cara al explotar . Sentía el sabor y el calor de ese líquido viscoso, su mano en mi zorra empapada presionando mi clítoris me hacía acabar gustosa. El seguía derramándose, agarré su pico en mi boca y empecé a mamarlo, succionándolo hasta la última gota…me lo bebí todo, cayó rendido.
Quedé un rato en blanco, me sentí como sobreviviente después de un cataclismo, empecé a mover mi cuerpo con mucho cuidado, verificando que todo estuviera en su lugar y funcionara correctamente. Hice un rápido catastro de los daños, mi zorra estaba bastante resentida y un codo quemado por el roce, nada serio, el resto de mi cuerpo había soportado de buena forma. El quedó empapado en sudor y con un glúteo contracturado según se quejaba, por lo menos no la sacó gratis.
Después de eso me sirvió el almuerzo que había preparado volvió a sorprenderme un arroz bien preparado y un Chapsui de verduras y pollo, esa era la primera vez en mi vida que tiraba con un perfecto desconocido, nunca habíamos hablado, recién en ese momento empezamos a conocernos más, me contó que tenía una hijita de 4 años (putas el pendejo adelantado) me espanté pensando en un niño de 17 años siendo padre y pregunté la edad de la madre y me dijo que ella era mayor, era claro que le gustan maduras.
Hice una asociación contigo cuando eras pendejo, siempre me has dicho que te gustaban mayorcitas .Te imaginé como él. Me calenté mucho pensando en eso, averiada y todo quería tirar contigo inmediatamente, pero debía volver a la oficina. Te vería en la tarde.
La verdad yo nunca había tirado con alguien tan joven…………….no es que me haya olvidado, cuando yo era pendeja tiraba con hombres mayores, no tengo en mi bagaje con qué compararlo ¿tirarán todos los pendejos como el Demonio de Tasmania ?
A pesar de los nervios esa noche dormí maravillosamente, por la mañana en la ducha revisé el rebaje, me puse mi colaless de guerrera rojo y un vestido con un escote como cinco costillas más abajo de lo decente, la espalda descubierta, me lo puse sin sostén, sé que eso te encanta.
Me fui al trabajo, como tengo sólo una hora para salir a almorzar, hablé temprano con mi jefe y le dije que debía ir al dentista (cuando uno anda caliente se pone muy creativa), se la tragó facilita, eso me permitió tomarme alrededor del doble de tiempo.
Nos juntamos en una estación de servicios que queda en el frente de mi edificio.
Lo vi desde lejos esperándome y me acerqué sonriente, me preguntó donde quería ir. Dentro de las opciones que ofreció, estaba ir a almorzar a su departamento, eso fue lo que escogí después de corroborar que vivía solo en un lugar convenientemente cerca de mi pega, me pareció la mejor opción, estaríamos lejos de las miradas de la gente, me resultaba tremendamente incómodo estar en público en un coqueteo flagrante con un muchachito, además estaríamos cerca de una cama, por si acaso pensaba yo. Qué descarada ¿no?
Es que prefería darle al tiro, no quería posponer más el tema y no tanto por caliente, sino porque no quería seguir en mi lucha interna. Nos fuimos en metro, era sólo una estación pero se me hizo eterna, entramos a su edificio, subimos hasta el piso 7 y abrió la puerta.
Apenas entramos se desató el huracán, el Demonio de Tasmania, un verdadero pulpo, sus manos y su boca parecieron multiplicarse, yo aun estaba con mi bolso en el hombro los lentes de sol puestos y él ya estaba estrujando mis glúteos con sus manos, su boca me succionaba entera y su lengua me raspaba la garganta.
Tuve que ser bastante enérgica para que se detuviera un instante y me permitiera dejar mi bolso en una silla y poner mis lentes a resguardo, en ese momento me percaté de que tenía una gata, como un flashazo recordé la primera vez con el Chico Guapo (posteo de agosto, Amigos con Ventaja), se repetía la gata, la música de fondo y los nervios por la novedad.
Me sorprendió gratamente su espacio, armonioso, ordenado, era un pequeño departamento de dos ambientes, living comedor, un dormitorio, cocina aparte y el baño, decoración simple pero de buen gusto. Absolutamente sorprendente para sus 22 años. Me llamó la atención un violoncelo que estaba apoyado en una esquina, me dijo que era de un amigo que estudiaba música y que dejaba su instrumento allí, se evitaba andar en bus con el violoncelo en la espalda.
Me ofreció algo de beber, acepté un jugo de naranja y volvió a la carga, yo sólo me había sacado un broche que me permitía abrir un chaleco de hilo que traía puesto, el huracán retomo su ataque con mayor intensidad y furia. Bajó el tirante de mi vestido y empezó a chuparme las tetas, yo lo miraba me parecía increíble su intensidad, me mamaba fuerte, al filo del dolor. Sonó mi teléfono, eso me dio otro respiro, miré mi celular pero era un número desconocido decidí no contestar pero tenía otro momento para sacarme mis anillos, mi reloj y otros accesorios, él estaba desesperado en esa espera. Apenas alcancé a respirar cuando ya había vuelto a la carga, no me di cuenta cómo llegamos a su dormitorio, le advertí que mi vestido tenía un lazo para que no lo rompiera intentando sacarlo sin desatarlo, en ese momento le desabroché su pantalón y le agarré el pico por primera vez, lo tasé en ese contacto, estaba bien dotado, un muy buen porte, me calenté mucho pensando en ese miembro desconocido.
Me despojó de mi vestido, ya estaba sin calzones habían volado antes y yo no me había dado ni cuenta, en ese momento del partido pensé que lo mejor era actuar con premura y me escabullí de este precoz Demonio de Tasmania con el fin de buscar un condón, estaba hurgando en mi bolso cuando apareció sonriente en la puerta del dormitorio, mostrándome unos condones en su mano, ¿Es esto lo que buscas? No contesté pero me devolví, me senté en la cama y empecé a lamer por primera vez ese joven y bien dotado pene, intenté contenerlo todo en mi boca, pero no pude, seguí chupándolo, lo sentía cada vez más duro, sus manos se metían por mi zorra que, gracias al cielo, ya estaba bien preparada, jugosa y deseosa. Me puse de pie dándole la espalda para ser acariciada, pero él y su extraordinario vigor adolescente no pudieron esperar más, me penetró violentamente y empezó a taladrar con una fuerza y rapidez de la que aún no me repongo del todo.
Yo todavía estaba tratando de prepararme para empezar a darle y él ya estaba arriba de la pelota con todo. Apoyé mis manos en la muralla para soportar mejor sus embates, estuvimos un rato así, yo esperaba que bajara un poco su intensidad, para sacarme los zapatos, pero eso no sucedió nunca más, era un torbellino de lujuria, nunca me dio tiempo a pensar nada, hacía bien su trabajo no puedo negarlo, pero chutas yo que soy un modelo clásico, bien conservado, necesito mis respiros.
Debe haberse visto bien divertido yo agachada en pelotas intentando desabrochar las hebillas de mis sandalias, mientras el cabro chico me culiaba con toda su alma, como si el mundo se fuera a acabar. Me costó mucho trabajo, pero finalmente me saqué mis chalitas, aunque él nunca me dio tregua. Lo tiré sobre la cama y me ensarté sentada con las piernas abiertas dándole la espalda, empecé a subir y bajar, mientras él me agarraba las tetas. Sentía su pico duro abriéndose camino en mi zorra, contundente, como una estaca me atravesaba potente y vigoroso frotando toda esa cavidad que se abría develando sus misterios a este hiperkinético desconocido. Me arrodillé en el borde de la cama apoyando mi pecho en ella, él se instaló por atrás y me penetraba la concha con sus piernas abiertas sobre mí, yo sentía que su pico me llegaba a la garganta, más que por el volumen por la fuerza que imprimía en cada embestida. Culiamos de tantas formas que creo no me es posible acordarme de todas, su energía era tan arrolladora, que no me quedaba otra que contagiarme, e intentar seguir este ritmo vertiginoso, me afirmaba como podía en la muralla que daba a la cabecera, pero la cama se iba corriendo. Era como una montaña rusa, cada vez que intentaba calmar su ímpetu, me envolvía como una tromba y se iba con todo. Pasábamos de una posición a otra como rindiendo examen, pero no me daba tiempo para agarrar el vuelo necesario para gozarlo a plenitud. Me sorprendió mucho su estado físico, un cuerpo rico, abdominales trabajados y unos pectorales bien formados, nada exagerado , en un momento se paró conmigo en sus brazos, yo intentaba asirme a él abrazándolo con piernas y brazos de frente, en un segundo me ensartó y empezó a darme con todo yo sentía que iba en caída libre a su pico que se metía cada vez más adentro, cada vez más fuerte, cayó a la cama algo cansado, por fin pensé, me acosté de espaldas en la cama con la intención de recuperarme, pero partió inmediatamente dándome con mis piernas en sus hombros , le miraba la cara estaba de verdad eufórico, mientras taladraba a mil por hora, yo no resisto mucho en esa posición , tú lo sabes muy bien, lo paré y lo monté , estando yo arriba pensé que podría tener el control e imprimir un ritmo algo más lento, pero me equivoqué con sus manos sostenía mi peso y su pelvis debajo de mí parecía un terremoto , como no podía darle con toda su fuerza , me volteó para quedar el arriba, mi instinto me hizo ponerme boca abajo, en esa posición soportaría mejor sus embates, él sobre mi espalda penetrándome con furia, sentía la presión constante que iba deleitándome cada vez más, mi instinto no falló, exploté en un orgasmo en esa posición, pero no tuve tiempo de disfrutarlo del todo ya que levantó mis caderas y me puso en cuatro patas, empujaba mis caderas con una fuerza como para atravesar una montaña, el pendejo seguía mostrando toda la potencia de su Fórmula Uno. Pensé que iba a acabar porque me dio vuelta, se sacó el condón y puso su pico en mi boca. Lo chupé con ansiedad pasando mis manos por sus bolas mi lengua por todos los bordes encerrándolo por completo, quería que explotara en mi boca, pero se puso un nuevo condón y empezó a darme de nuevo con furia a lo perrito, debo confesar que me asustaba su resto ponerle el culo abierto, eso fue lo único que pensé durante todo ese loco polvo, “este pendex no me tira por el culo ni cagando, con ese ímpetu me raja” , pero nunca lo intentó así es que todo bien , entró por dónde debía y me daba agarrando mis caderas manteniendo su acostumbrado y endemoniado ritmo.
Después de un rato volvió a sacarse el preservativo y empecé a chuparlo de nuevo mientras le corría una paja, yo quedé acostada y él sobre mí, hincado en la cama con una rodilla. Llevó sus bolas a mi boca mientras se corría una paja, yo le pasaba la lengua y las chupaba, de vez en cuando metía su pico en mi boca y yo sorbía las gotas que brotaban exquisitas, después de un rato de locura desenfrenada lo escuché decir “abre la boca Trini”, cerré los ojos y abrí mi boca deseosa, sabía que venía mi premio, en un instante sentí caer en mi lengua su leche caliente deliciosa derramándose en mi boca, cayendo algunas gotas sobre mi cara al explotar . Sentía el sabor y el calor de ese líquido viscoso, su mano en mi zorra empapada presionando mi clítoris me hacía acabar gustosa. El seguía derramándose, agarré su pico en mi boca y empecé a mamarlo, succionándolo hasta la última gota…me lo bebí todo, cayó rendido.
Quedé un rato en blanco, me sentí como sobreviviente después de un cataclismo, empecé a mover mi cuerpo con mucho cuidado, verificando que todo estuviera en su lugar y funcionara correctamente. Hice un rápido catastro de los daños, mi zorra estaba bastante resentida y un codo quemado por el roce, nada serio, el resto de mi cuerpo había soportado de buena forma. El quedó empapado en sudor y con un glúteo contracturado según se quejaba, por lo menos no la sacó gratis.
Después de eso me sirvió el almuerzo que había preparado volvió a sorprenderme un arroz bien preparado y un Chapsui de verduras y pollo, esa era la primera vez en mi vida que tiraba con un perfecto desconocido, nunca habíamos hablado, recién en ese momento empezamos a conocernos más, me contó que tenía una hijita de 4 años (putas el pendejo adelantado) me espanté pensando en un niño de 17 años siendo padre y pregunté la edad de la madre y me dijo que ella era mayor, era claro que le gustan maduras.
Hice una asociación contigo cuando eras pendejo, siempre me has dicho que te gustaban mayorcitas .Te imaginé como él. Me calenté mucho pensando en eso, averiada y todo quería tirar contigo inmediatamente, pero debía volver a la oficina. Te vería en la tarde.
La verdad yo nunca había tirado con alguien tan joven…………….no es que me haya olvidado, cuando yo era pendeja tiraba con hombres mayores, no tengo en mi bagaje con qué compararlo ¿tirarán todos los pendejos como el Demonio de Tasmania ?
Salí de su departamento con una sensación de triunfo pero decidí que o lo domesticaba o tendría que ser debut y despedida, habría que hacer algunos serios ajustes para que pudiéramos seguir funcionando.
Siempre sales triunfante... Delicioso.
ResponderEliminarPor cierto.. La foto anterior también me encantó.
Bsss, cielo.
Mi querido Fogoso, gracias por tus comentarios, la verdad es que en esta aventura terminé bastante maltrecha, con algunas heridas de guerra, jajaja
ResponderEliminarLa otra foto es muy bonita pero quedaba muy rara sin cabeza, por eso el cambio.
Besos, cielo.
Veo que has notado mi presencia. Y te lo agradezco. Te encuentro preciosa. Bsss.
ResponderEliminarEstaba ansiosa esperando tu regreso.
ResponderEliminarMMMMmmmmmmmm adoro tus relatos.....soy un new admirador.....con la polla rota por tu culpa....un besazo preciosa
ResponderEliminarNEW
hola, no se como llegue hasta aqui pero quede impresionada. soy virgen, a lo mejor por eso, lo encontre bruto. todo el mundo tira asi ?
ResponderEliminarNew, espero que me sigas disfrutando.Bss
ResponderEliminarVirgen, la verdad es ningún polvo es igual a otro, pero las parejas adoptan una cierta forma de tirar.Con todo mi curriculum a cuestas también quedé muy impresionada con el Demonio de Tasmania, lo más probable es tire con mujeres maduras porque las jovencitas se le espanten, pero también es muy factible que se encuentre feminas que enloquecerían con él, y también las habrá que lo encuentren fome... de todo hay en las viñas del Señor .
Bastante impetuoso resultó el chico.
ResponderEliminarTentación, jajaja cierto....bastante salvaje, habrá que guiar esa energía.
ResponderEliminarmnmn yo conozco un cabro chiko (lo llamo asi siempre) que es igualito.....juventud divino tesoro..
ResponderEliminarYo creo que hay que domarlos, enseñarlos, entrenarlos y después disfrutarlos.
ResponderEliminarHace rato no posteaba, pero sigo visitandote. Sigo siendo virgen, pero hace unas 3 semanas, mi galán avanzó un paso, y comenzó a involucrar las manos... después de muchos intentos fallidos de besos en el cuello (me muero de las cosquillas) debo reconocer que el sujeto es insistente... siguió buscando alternativas hasta que se dio cuenta que más abajo del cuello no hay cosquillas. Es todo lo contrario a tu huracàn.
ResponderEliminarAle : muy bien, qué bueno que sea insistente, algún día tendrá su premio...y tú el tuyo.
ResponderEliminarEl huracán es un demonio, jajaja.
la verdad que recien veo este blog y es muy bueno felicitaciones y la verdad tus relatos me transforman en un adolecente muy pasional.
ResponderEliminarcariños piratacasado
Pirata casado, bienvenido a mi vida, me alegra que mis aventuras te enciendan.
ResponderEliminarbesos
me puso caliente ver tu foto...
ResponderEliminarbesos.
Martín, qué privilegio tenerte por acá, me da mucho gusto calentarte, ese es el estado perfecto.
ResponderEliminarBesos