GALLITO

La idea del trío ya se instaló de verdad en mi cabeza, de alguna manera, no sé muy bien porqué, lo que antes me parecía delicioso pero difícil, ahora ya me parece delirantemente posible.
Mi Joven Amante tiene un amigo, es un tipo algo mayor que él, lo llamaremos Gallito.
Lo conocí hace millones de años, siempre le encontré cara de lacho, lacho simpático, pero en mi juventud mi macho objetivo correspondía a otro tipo de weones, entonces nunca pasamos a más de una sonrisita en el ascensor y cruzar un par de palabras.
Le comentó a mi Joven Amante, que se había sentido atraído por mí, pero que yo no miraba a nadie, cosa que era cierta, pero más de tonta que de engreída, pasé mucho tiempo en mi vida sintiendo que lo mío no era atraer a machos y que si lo hacía, constituía por sí solo un pecado capital y yo me quería ir al cielo.
No supe de él en mucho tiempo, hasta que un día lo vi con mi Joven Amante, además haber sido su maestro en una época, se habían convertido en grandes amigos.
Alguna vez que fui a su depa, nos cruzamos en la calle, algo muy casual pero no sé porqué me dio gusto pensar que nos podría haber descubierto, que ese cruce en la calle podría darle las pistas para imaginar el motivo de mi visita y que quizás podría adivinar que me estaba comiendo a quien fuera su alumno.
Cuando salió al baile en nuestras conversaciones de tríos, mi Joven Amante lo desestimó de inmediato, pero a mí no me pareció nada de mala idea y empecé a sembrar el bichito.
Comencé a mirarlo con otros ojos, era divertido porque me ponía muy nerviosa, le coqueteaba y en eso soy maestra, pero como mi cabeza iba directo a imaginarlo en esta fantasía que me calentaba tanto, no podía mantener mi juego de seducción mucho rato.
Además pensé que esa no era la idea, el juego acá debía ser diferente, si yo tejía la red, seguro me lo llevaba a la cama, pero simplemente como otro amante y más encima él pensaría que se estaba cagando a su amigo. Desde ese punto ya no habría manera de lograr la complicidad necesaria para mi trío, la mejor estrategia sería dejar las cosas en manos de mi Joven Amante, presionarlo dulcemente para lograr mi objetivo.
Un día mi Joven Amante se presentó en mi oficina y me miró con la maldad en los ojos, hizo un gesto y me dijo que ya el tema estaba “apalabreado”.
Me sentí cazada en mi propia trampa cuando al inquirir detalles se negó a entregármelos en esas circunstancias, lo que me obligaría a apresurar nuestra próxima cita. Buena jugada de mi discípulo
Ni les cuento como quedé ese día, mil cosas me daban vuelta en la cabeza, me sentía nuevamente acercándome al precipicio.
No puedo negar que disfruto muchísimo de mis encuentros sexuales con él, pero esta vez debo reconocer que apuré la cita sólo por saber en qué términos avanzaba mi deseada Fantasía.
Entre polvo y polvo le pregunté, yo creo que él no me entregó toda la información, seguramente la cubre para protegerme, me refiero a que debe contarle a su amigo que tiramos como enfermos, que yo soy una mina caliente y que quiero hacer un trío, pero debe pensar que no puede admitir eso frente a mí, que me puedo sentir ofendida o expuesta, entonces como mal mentiroso se contradice frecuentemente, por lo que me cuesta más trabajo deducir que es lo que verdaderamente podría pasar.
Empecé a pasarme películas XXX con mi Joven Amante y con Gallito, me calentaba mucho ponerle rostro a ese tercer personaje y era divertido cuando coincidíamos los 3 en algún lugar público.
Una vez estábamos juntos en un cóctel y los dos me atendían como una reina, me encantaba extrapolar esa sensación e imaginarlos brindándome placer en otro ámbito, sus manos multiplicándose sobre mi cuerpo, sus bocas lamiendo todos mis rincones, sus picos penetrándome y yo recibiendo a uno y a otro, ¡UFFFFFF!!!
Todo parecía avanzar exitosamente, le tendíamos pequeñas trampas a Gallito y él parecía muy complacido, besitos cariñosos de bienvenida, sonrisas cómplices, miradas provocadoras y todo eso.
Pero un día me encontré sola con Gallito y noté inmediatamente que sus exclamaciones acerca de lo guapa que estaba, contenían una cierta barrera, ya no parecía tan dispuesto a disfrutar de esos pequeños contactos que teníamos previamente, parecía más bien asustado. Me contacté al día siguiente con mi Joven Amante y me confirmó mi apreciación.
Nuestro candidato estaba tirando pa’ la cola, Gallito se volvió Pollito, quería que estuviéramos en distintas habitaciones, eso significaría doble ración de pico para mí, pero no constituía en modo alguno el trío que tanto deseo, por lo tanto me pareció absolutamente inaceptable.
No puedo negar la tremenda decepción…incluso temí que mi obsesión me causaría una frustración muy grande…. ya casi sentía que mi fantasía sería realidad, estaba a punto …pero uno de los machos no apechugó, de antemano que es lo peor.
No puedo negar mi ego herido, pero… con otro será, mi Joven Amante ha resultado un pervertido y amoroso partenaire, sé que aún nos queda mucho camino por recorrer juntos.
Anoche me invitó a una cena familiar por su cumpleaños y fue grato y divertido compartir con su mamá, su hija, su ex polola, Gallito y su joven novia y otro amigo.
Cuando yo salía a la terraza, él me seguía y atracábamos heavy, allí fui yo la que puso la cuota de cordura frenando sus embates pasionales, aunque me confieso culpable de que se me escaparan algunos epítetos demasiado cariñosos frente a esa tan especial audiencia.
Igual debo reconocer que me gustó sentirme incorporada a su vida y que nuestra historia no se remita sólo a la cama.