PUTA PUBLICA...PERRA PRIVADA

Tú siempre me pides que no te cuente nada antes de ejecutar mis perrerías. Que en el caso de los chats, por ejemplo, llegue con la evidencia en la cámara o bien te envíe las conversaciones como regalo sorpresa, pero siempre juegas al adivino y siempre ganas.
Cuando tengo una cita con alguno de mis amigos, la misma cosa. A mí me cuesta tremendamente guardar el secreto porque siempre quiero contártelo todo, escupirlo con deleite, igual hago el esfuerzo de mantenerme con la boca cerrada y cuando lo logro, tú lees mis tonos, mis gestos y hasta mis silencios.
Ahora francamente yo creo que más que gustarte el tema de la sorpresa, lo que pasa es que no te gustan las decepciones de citas fallidas, odias hacerte a la idea y que después no resulte.
En esas estaba con mi Joven Amante, habíamos quedado en vernos un viernes en la tarde pero yo tuve una reunión así es que lo dejamos para el sábado, te llamé desde el auto y había preparado todo un diálogo para jugar al misterio contigo, vacilarte un rato, pero nada, apenas te digo “hola mi amor” tú me preguntas en un tono inequívoco y ¿pa’ donde va mi perra deliciosa? O sea la sorpresa a la punta del cerro y me dices que lo habías imaginado desde antes, que incluso supusiste que la cita era el viernes, o sea TODO, o tú eres muy perspicaz o yo soy muy pelotuda, jajaja prefiero pensar lo primero. Menos mal que no tengo la necesidad de ocultarte cosas, si tuviera que hacerlo estaría metida en grandes dificultades.
Bueno, pero me encanta que sea así, que intentar engañarte sea como un juego de niños en donde tú siempre ganas, y así, pillada por ti, partí feliz a encontrarme una vez más con mi Joven Amante, premunida de mis fieles acompañantes: un pito, un par de condones y la cámara de videos.
Llegué a su departamento muy tranquila, la ansiedad ya no es tanta como antes, nos conocemos harto y aunque las expectativas siempre son muchas y esperamos un polvo excepcional, ya sabemos recorrer el camino para lograrlo.
Después de una breve y amistosa conversación fumándonos el pitito, nos dispusimos a disfrutar de nuestro porno casero esta vez en el comedor, me senté en una silla y él puso la suya detrás de mí, comenzar a ver esas imágenes y calentarme en exceso fue una cosa casi automática, no va de a poco, me fulminaba mirar mi zorra abierta y mojada ensartada en ese pico que se metía hasta el fondo de mi vientre.
Sentados y aún con la ropa puesta me agarró suavemente abrazándome por detrás, sentía su respiración agitada en mi oreja, yo no despegaba ni un segundo mis ojos de la pantalla, esa visión me enloquecía.
Escuchaba sus palabras taladrando mi cerebro.
- Mira cómo se mete en esa concha deliciosa, mira como se abre …cómo goza… está mojada…mmmmmmmm…qué rico…ufffffff
Me mordía el hombro, su aire caliente traspasaba la blusa que todavía permanecía cerrada.
Sus manos empezaron a tocar mis costados sobre la tela, toda mi piel se erizaba, mis piernas se abrían, mis pezones endurecidos se dibujaban claramente por debajo del sostén y de la blusa, en la película gozaba como enferma , en la realidad el deseo me estaba matando, sus manos jugaban en mis axilas… se acercaba deliciosamente uffffffff…hasta que llegó a mis tetas, rozando los pezones que no podían más de erizados, parados, duros como piedra, los atrapó en sus dedos y los estrujó hasta que morí delirante, sin sacar mi vista de la pantalla.
Desabroché la blusa, me bajé el sostén y me ofrecí por fin desnuda. El se agachó frente a mí y su lengua caliente y mojada me recorrió con deleite, su boca atrapó mis tetas alternándolas para mamarlas con devoción, yo las agarraba con mis manos y acariciaba su barbilla sintiendo como su sangre latía y cómo esa boca me succionaba el deseo que brotaba tan abundante como leche de una nodriza. Giré un poco la silla y me eché hacia atrás quedando con el culo en la mía y con mi espalda en la otra, ya no miraba la película, gozaba más de la realidad que del recuerdo, me despojé del resto de la ropa y me convertí en un animal en celo, dispuesta a gozar con todos los poros, a dilatarme completa, a recibirlo entero, a ser permeable a su piel.
Sus manos me recorrieron completa, su boca hurgó todos mis rincones, todos mis agujeros se abrieron al contacto con su aire, su mirada turbia acompañaba embelesada cada milímetro del recorrido. Me senté y quedé abrazada a su cuerpo erguido, con mi cara presionando su sexo, adivinando su forma debajo del jeans, desabroché el pantalón, lo atrapé en mis manos y dejé caer un hilo de saliva en la punta de ese pico hirviente, sentí como se remecía y me contagié con su temblor. Empecé muy de a poco a pasar mi lengua en el mismo lugar dónde estaba mojado, le devolvía la mano, sabía que lo que deseaba con toda su alma era que chupara ese pico palpitante pero la espera no hacía sino aumentar las ganas, hasta que escuché su voz suplicante – chúpalo ….por favor…vamos …mételo en tu boca…cómetelo entero..- y me lo comí con todo mi cuerpo, con toda mi alma y lo chupé como si se fuera a acabar el mundo, agarrando sus glúteos metiendo mis dedos en su hendidura.
La calentura nos llevó al dormitorio y allí puse a funcionar la cámara, eso era una marca especial, desde ese momento en adelante tú estabas más presente, la cámara son tus ojos, desde ese instante me mirabas, estábamos más juntos, más unidos, potenciados con la perversión, esa que me permite disfrutar de mis calenturas y compartirlas contigo.

Una vez más quedaba registrada la puta pública… TU PERRA PRIVADA.