domingo, 25 de marzo de 2012

NUEVOS JUEGOS


Durante los últimos polvos con mi JA, se había convertido en parte de la rutina ver videos pornos en la previa. No veíamos vídeos completos, más bien hacíamos zapping y disfrutábamos el porno en complicidad, calentándonos con las de imágenes de picos duros penetrando bocas, culos y/o zorras, champagnazos, tríos, cuartetos , dobles penetraciones, en fin, no le hacíamos asco a nada, bueno casi nada. Una vez apareció un trío de una mujer y dos hombres con pantimedias, era muy rara la cuestión porque los caballeros con el pico escondido tras las pantys lucían muy poco machos y la mina tenia medias hasta en las manos…bueno, esa la cortamos rapidito. Bueno, en esas lides muchas veces aparecían vestimentas exóticas y cuando me dijo ¿perrita te pondrías algo así para mí? Yo no dudé ni un instante y le dije _por supuesto, sólo cómprame la talla más pequeña_
En nuestro polvo de reencuentro, reiteró sus ganas de enfundarme un atuendo hot, la verdad es que me gusta jugar, pero más que para satisfacer mis gustos personales, sentía que no tenía calidad moral para negarme a satisfacer una fantasía tan inofensiva después que él había sido capaz de cumplir con el trío de mis sueños.
Así es que el sábado cuando me llamó para confirmar nuestra junta y me pidió que llevara medias negras, supe de inmediato que tendríamos juego.
No tenía idea de que estilo sería el regalo sorpresa, pero pensaba que tenía dos posibilidades claras: o nos atacábamos de la risa por ridículos, o nos creíamos el cuento y nos calentábamos mucho. Las dos posibilidades eran muy buenas, reírse de uno mismo es casi tan bueno como un encuentro apasionado.
Cuando llegué a su depa estuvimos conversando un rato corto y me anunció su regalo.
Yo llevaba mis medias negras, unos tacones altos metálicos y brillantes y un conjunto negro de encaje en una bolsita. Me llevó hasta el dormitorio me entregó el paquete y se fue a tomar una ducha.
La verdad es que yo me siento bastante segura con medias y tacones, pero me pasé hartas películas bien desastrosas. Mi delantera es pequeña y con una prenda de talla más grande luce muy desmejorada, sólo confiaba en que él me conocía lo suficiente como para no hacerme pasar por un bochorno.
Abrí la bolsa del regalo y al comienzo no entendía nada, no apareció el traje de gatúbela, ni de conejita, ni encajes, ni satén, ni látex. Eran sólo correas con hebillas, muchas correas y hebillas.
Estuve un rato mirando el trajecito aquel tratando de dilucidar como cresta se ponía. No traía instrucciones, ni una fotito huacha para ubicarse. No puedo negar que me entusiasmó enfundármelo, pero aún tenía que descubrir cómo. Un par de rombos fue la clave para aclarar el misterio, así es que deslicé las medias en mis piernas, ajusté las correas para achicar el modelito y lo calcé a mi cuerpo desnudo. Alcancé a encaramarme en los tacones cuando sentí que cerraba la ducha. Completaba el modelito un colaless que era casi puro elástico, el triángulo de la zorrita era del porte de una estampilla. No me gustó mucho pero me lo puse igual, tampoco era tan terrible.
Como accesorio un látigo, pequeño de juguete, pero látigo igual no más. Me miré al espejo y era bien potente la imagen. Las correas marcaban las curvas, mis tetas se veían favorecidas en el hueco de los rombos.
La sonrisa complacida de JA cuando apareció, fue la seña que necesitaba para sentirme una súper mina encuerada.
Me tendí en la cama mientras él miraba embobado, su pico ya se dibujaba claramente bajo el bóxer, yo refregaba mis piernas acariciándome cuidadosamente con los puntiagudos tacos, tiraba con mi mano la correa que pasaba justo bajo mi zorra , al comienzo sentía la rudeza de las hebillas metálicas incrustándose en mi cuerpo y la textura del cuero raspando mi piel, esa sensación lejos de no gustarme o preocuparme fue haciéndose de a poco bastante placentera.
Llegó a la cama, se arrodilló y tomó mis piernas extendiéndolas hacia arriba, comenzó a acariciarlas, me gustó sentir su lengua caliente y mojada buscando los espacios que dejaban la tiras de los tacones, sus manos se deslizaban desde la punta del taco brillante hasta el comienzo de mi pierna, yo jugaba con su paquete que se presentaba cada vez más duro, lo sentía cada vez más excitado estrujando mis piernas, apretando su cara contra los tacos y chupando mis pies.
Abrí mis piernas y las bajé para invitarlo a cambiar de juego, él respondió maravillosamente y me montó sentándose en mi pelvis, sus dedos firmes estrujaron mis tetas que se ofrecían enmarcadas entre las correas, mis brazos quedaron atrapados por sus piernas por lo que no podía moverme, me calentaba mirar como tironeaba mis pezones durísimos y mi pelvis buscaba presionando hacia arriba algún alivio con sus bolas. Levanté mis rodillas empujándolo hacia adelante y mi boca abierta esperó ansiosa por su regalo, mi lengua recorrió gustosa ese pico caliente que esperaba ser liberado. Me gustaba sentir como el cuero y el elástico del colaless frotaban mi clítoris cuando tiraba las correas.
Se movió hacia atrás abrió mis piernas y empujó mis rodillas hacia el pecho subiendo mis caderas mi zorra quedó automáticamente servida frente a su boca. Con sus manos firmes en mis piernas absolutamente abiertas , lo sentí devorándome desesperado haciendo a un lado las correas, y la tira del colaless que estaba totalmente empapada. Su legua penetraba mi conchita abiertísima, mi clítoris durísimo emergía potente agradecido de ser mamado con fiereza. Tiró la cadera más arriba y esta vez fue por el agujero del culo, abría con las manos los glúteos para meter la lengua cada vez más adentro. Ahí la cosa se complicó un poco, mis hoyos encantados y tengo bastante elongación, pero mi cuello se sentía demasiado presionado por la posición extrema, no me quedó otra que renunciar al placer por mi bienestar futuro.
Me penetró en esa misma pose, con mis piernas en sus hombros sentí como resbalaba su pico llenando mi zorra, presionando con el peso de su cuerpo me lo metía cada vez más adentro. A esas alturas las hebillas y las correas sólo aumentaban mi placer, exploté chillando en esa pose, pero mis ganas no aminoraban ni un poquito.
Agarré un juguetito y me lo metí por el culo con la zorra expuesta, yo esperaba que me metiera el pico por la zorra, pero se acercó para mamarme mientras yo me daba por el culo, me encantó dejarle el control del juguete y dedicarme a disfrutar mientras me abría el culo y me chupaba y mordía la concha. Putas la weá ricaaaa.
Me metió el pico mientras yo afirmaba al amigo en el culo, me encanta sentirme llena por todos los hoyos, es una sensación de calentura de quererlo todo, más, más y más.
Me ofrecí en cuatro para que me diera fuerte por el culo, agarrando firmes mis caderas nos hicimos tiras, sólo me di vuelta para recibir mi leche calientita acostada debajo de su pico bebiendo de una fuente deliciosa.
…y seguíamos calientes….tiramos de nuevo…acabamos de nuevo y yo seguía caliente…llegué a la casa de mi perro y él como siempre fue capaz de satisfacer a cabalidad todos mis deseos.
Bueno, digamos que finalmente, si bien es cierto nunca asumí el rol SADO –MASO el trajecito sirvió para aumentar el morbo y gatillar potentes y escandalosas ganas de tirar sin límites.
Cuéntenme ustedes qué les parece el modelito.